¿Quién es más tonto aquí?¿El periodista que se niega a inventar un sentido para la vida?
¿O el lector que lo quiere y esta dispuesto a aceptar ese sentido presentado en palabra de un desconocido? (...).
El periodista tiene el derecho...
y el deber de destruir esos terneros de oro que él mismo ayuda a crear.
Es viene a ser lo que hacen los seres humanos: convertir objetos en gente y convertir a la gente en objetos.
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